miércoles, 1 de septiembre de 2010

LA LIBERTAD COMO FUNDAMENTO DE LA EXISTENCIA


Para comenzar este pequeño artículo me gustaría dar un par de opiniones que en parte justifican el porqué del mismo. Conocí la palabra filosofía hace casi cuatro años y nunca le había dado tal importancia, hasta que descubría que encubría todo: PENSAR. ¿Qué sería de este mundo sin el pensamiento? Y me resultó aún más interesante cuando en clase empezamos a pensar sobre el hombre, sobre sus comportamientos, en otras palabras: ÉTICA. Así, me di cuenta que un artículo o una clase de filosfía se hace inmensamente rica cuando puede aplicarse a la vida práctica y cuanto más sencillo se expliquen las ideas.

Uno de los temas que más me llama la atención, es el existencialismo y su base, el vitalismo. He de comenzar dando unas pinceladas sobre el primero. Vitalismo es la corriente propuesta por Nietzsche según la cual la vida consiste en un permanente SÍ a la misma. Hay que aferrarnos a la vida, y vivirla. De allí se deriva que lo importante es la existencia del hombre, el corto paso del hombre por acá, el cual debe ser aprovechado. Es allí de donde surge el existencilismo, como corriente que pretende darle un sentido a la existencia del hombre.

Esta corriente tiene dos vertientes: teológico y ateo, en este artículo pretendo hablar sobre el segundo y su máximo exponente: Jean Paul Sartre. La justificación del existencialismo ateo se puede explicar muy brevemente partiendo de otro aporte de Nietzsche: DIOS HA MUERTO. ¿Cómo puede ser posible? ¿Alguien proclamó la muerte de Dios hace más de un siglo y nadie se había enterado? Ahora, ¿cómo vamos a vivir? ¿Quién va a guiar nuestra vida y nuestra existencia? La muerte de Dios quiere decir que no hay un ser supresensible, sobrenatural, que guíe nuestras acciones, que dirija nuestra vida; nadie puede determinar nuestros actos más que nosotros mismo. De allí surge que debemos encontrar el sentido de nuestra existencia y nuestra vida en los actos que llevamos a cabo día a día, no para llegar a una vida plena después de la muerte.

Parto pues de lo anterior para explicar un par de ideas sobre el filósofo de la libertad. Sartre identifica un ser-en-sí y un ser-para-sí. El primero es lo que es y nunca cambia (piénsese en un objeto, una montaña, una roca...) mientras el segundo es el hombre arrojado hacia sus proyectos, frente a un horizonte lleno de posibilidades, se elige y se define constantemente. Pero el hombre también cuenta con un ser-en-sí como lo veremos de la siguiente manera.

Sartre habla de los tres tiempos en el hombre. El pasado del hombre es inmodificable, es lo que el hombre ha construido desde sus elecciones, es el ser-en-sí del hombre.. El futuro del hombre son los proyectos, lo que el hombre todavía no es, pero a lo que constantemente quiere llegar a ser. ¿Y el presente? En el presente el hombre no es lo que es y es lo que no es, suena complejo pero en realidad no lo es. Partamos de que el hombre es pura intencionalidad: constantemente se está proyectando. Entonces el hombre vive en un futuro, en lo que todavía no es; y no mira para atrás, es decir, no vive en lo que ha consturido de sí mismo, sino en lo que va a construir. Entonces el hombre no es lo que es (pasado, ser-en-sí), y es lo que no es (futuro, intencionalidad).

Otro planteamiento de Sartre se puede definir en ANGUSTIA. No entendamos lo anterior como una desesperación, sino como la responsablidad de construirnos y elegirnos a nosotros mismos mediante las acciones que cometemos en el diario vivr. Pero entonces, ¿de dónde la angustia? Vemaos, ¿a alguno de ustedes les preguntaron si querían vivir, si querían nacer? La obvia respuesta es NO. Estamos arrojados a este mundo sin consentimiento de nadie; lo cual no significa que debamos desesperarnos al punto de no vivir. Todo lo contrario, por esto mismo es que tenemos que vivir.

De lo anterior se deriva uno de los planteamientos más interesantes de Sartre: La existencia precede a la esencia. Y allí mismo podemos encapsular dos de los términos con los que pretendo finalizar: LIBERTAD y RESPONSABILIDAD. El hombre es arrojado al mundo como una cosa que existe, empieza por existir, comienza siendo un ser-en-sí. Pero ¿qué es lo que distingue a un hombre de una roca? La respuesta es sencilla, su ESENCIA, aquella cosa que lo hace ser lo que es y no otra cosa. A partir del horizonte de posibilidades que el hombre tiene ante sí, comienza a tomar elecciones y a definirse, a diferenciarse de una simple roca. El hombre es pues responsable de sí mismo, a partir de las elecciones que toma se contituye como ser humano. Y por si esto fuera poco: ¡el hombre es totalmente libre! Cada quien es libre de tomar las elecciones y las decisiones que desee, nadie tiene el control ni el poder para tomar desiciones por los demás, cuando esto ocurre se coarta la libertad. Por eso es que el hombre está condenado a ser libre. Porque es el hombre, cada quien y nadie más, quien debe tomar sus propias decisiones, quien debe definirse y construirse, quien debe forjar su propio SER.

Listo, Sartre dijo cuántas cosas se le ocurrieron, y esto ¿para qué nos sirve? Con lo anterior, pretendo justificar mi ulterior invitación: sean libres. No hay nada más bello ni más satisfactorio que poder tomar las decisiones por uno mismo pues es así como cada cual se va constituyendo, va encontrando y forjando su SER, no solo se proyecta hacia el futuro sino que se elige en un presente. He allí el sentido de la vida, elegirse a uno mismo, no hay padres ni dioses que puedan hacerlo por nosotros, allí está el verdadero sentido de la existencia: el hombre se va construyendo constantemente a si mismo, y hace de sí lo que proyecta y lo que desea. Pero siempre recuerden el respeto: nuestra libertad va hasta donde empieza la libertad del otro, nuestra libertad no nos da derecho para suprimir, coartar o herir la de los demás.

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