viernes, 10 de diciembre de 2010

CIUDADANO FRUSTRADO

Fracasé en todos mis intentos por ser un buen ciudadano, por portarme según lo que mandan las leyes, sean o no las de ese viejo barbudo sabelotodo. Pero ¡ya no más!, ¡me cansé! Esto no es otro tonto tratado de teología, muchos menos una firma más de otro contrato social, tan abstracto como inútil. Aquí no voy a hablar de respeto y amor al prójimo. ¡Me cansé!

Desciendo del auto que ha dejado enfrente de mi casa. Empujo un poco la puerta que los ladrones han dejado abierta. Sin mucha prisa asciendo por las escaleras y cada peldaño recuerda mis olvidos, ¿u olvida mis recuerdos?

Con dificultad logro llegar a la cima donde los ladrones han dejado un Jesús vuelto Cristo llorando. Me increpa desde la cruz a escupirlo; y debí haberlo hecho pues odio la imaginería religiosa, pero decido mirarlo fijamente.

    • ¿Qué te sorprende? – pregunta su mirada.

    • La cantidad de crucifijos diseminados por el planeta y la falta de amor que los acompaña...Como si en lugar de retener el mal, lo propagaran... – digo y me detengo de repente.

    • ¿Qué sucede? – me incita – ¿No eres capaz de mirarme a los ojos para decirme tales barbaridades? Sabes muy bien que nada de lo que ahora pasa es mi culpa...

    • Lávate las manos, al fin y al cabo es lo más sencillo – me acerco un poco más para mirarlo eternamente y ver el reflejo de mis ojos ardiendo en los suyos –, o respóndeme, ¿dónde estabas cuando sucedió? Si tanto te invoqué en esos momentos, ¿por qué no apareciste miserable?

    • ¡Otro idiota! – me interrumpe – Con razón la situación actual, ¿crees que rezando te ganas algo? ¿Qué esperabas, que bajara el Espíritu Santo con lenguas de fuego para que los quemaras, que el río de automóviles se abriera como las aguas del río Jordán para que tu pudieras huir, o que yo me bajara de la cruz y les mostrara mis llagas para que se asustaran?

No lo soporto, continúo mi camino. Me abro paso entre las sillas, que ahora me resultan inútiles, que me impiden cumplir mi destino.

Llego al cuarto que ahora pone cara de extraño, levanta una ceja pero no logra entender mi situación; a fin de cuentas sólo quien vive tal cosa puede sentirse tan impotente.

Abro la puerta del ventanal por donde suele asomarse el sol. Salgo a la terraza donde diviso la gran noche. La espléndida noche. Ésa compuesta de nubes pero no de una luna porque la luna se la han robado..dizque bendice a tu prójimo... ¡Benditos sean ladrones por robarnos la luz de la luna! (que hoy debería estar llena pero la han vaciado). Y de paso, ¡benditos ladrones porque nos han robado la luz pública y todas las entidades de servicios públicos!

Diviso el panorama. El valle de Aburrá. Medellín, Bello, Itagüí, Envigado... ¿lugar de Dios? Y observo un poco más allá, en las colinas, en las montañas invadidas de pequeñas bombillas que van encendiendo su luz al ton y al son de la noche. Ese mundo de casitas que se han robado el paisaje, que han cmabiado el panorama...han reemplazado la naturaleza por hogares para que habite la digna meleza humana.

Y en una de ésas, en uno de esos focos de luz debe habitar el ser que hoy se atrevió, el que giró la ruleta al azar para que la bolita me cayera a mí, hoy a plena luz del día, cuando el Sol imponente se alzaba con su vestidura de mediodía y Dios impotente observaba lo que sucedía.

No he conocido ser más cínico – ¿él o Él? –. De hecho los nervios no me dejaron concentrar y mi memoria en este instante no distinque ni recuerda su rostro. Rojo; el semáforo en rojo precedió mi desgracia. Todo sucedió en contados instantes. La moto se acercó inmiscuyéndose entre la bandada de autos que esperanzados ansiaban el cambio del semáforo. Sacó su revólver...entregué mi celular, las gafas de sol de buena marca que protegían mis ojos...y la cadena, la que mi papá me dió cuando me gradué. De la cual colgaba el cristo que había sobrevivido años antes cuando a mi papá le arrancaron del cuello la camándula de la que pendía.

Me imagino ahora sacando un revólver de mi bolsillo trasero. Esta noche le apunto a la ciudad, a una y todas las casitas-bombilla que se han robado el paisaje. Aprieto el gatillo para que salga la bala sin-rumbo y sin-sentido, tan similar a la vida. La vida es como una bala. Un día salimos disparados sin darnos cuenta, no sabemos hacia donde ir. Nos vamos gastando sin justificación alguna, hasta que cierto día elegimos, o la fortuna lo hace por nosotros, terminar estampillados en algún ataúd.

De modo que disparo a la ciudad culpable, a la que me ha robado, a la que me ha degenerado y me ha llevado de la mano por la senda... ¿correcta o incorrecta? Ya no puedo saberlo. Esa ciudad que frustró mi intento por ser un ciudadano, ciudad ladrona y asesina. Disparo en símbolo de lo que no pude hacer: contratar a un sicario, dirigíendome a una oficina para pedir permiso (como si la Muerte lo hiciera), hablarles de lo sucedido y dejar que las cosas fluyeran; que el semáforo de Envigado cambiara de rojo a verde y nadie se diera po enterado de lo sucedido: que me robaron cosas de valor, pero no me robaron lo más valioso: mi vida.

De modo que le disparo a la montaña, no mato a nadie, eso no es de seres humanos, no sean estúpidos, no le busquen justificación a lo injustificable: un asesinato, la idiotez humana en su más alto nivel. Y mientras disparo presiento a los ladrones que dejaron la puerta abierta, se acercan cada vez más al ventanal, cada vez más a la terraza. Un ladrón dizque policía que porque yo mandé matar a un tal sicaro Sin-nombre con número de cédula cien millones cuatroscientos noventa y a nadie le interesa. Otro ladrón de un tal Monasterio San Asesinos Católicos que porque en este país no se aceptan ateos... (tal vez por eso el crucifijo de enfrente de las escaleras soporta ahora el frío del piso. Lo han tumbado porque a la luz de la cristiandad actual el Cristo Real es un verdadero ateo contra-corriente).

Y con tales engendros de ladrones detrás mío, analizo la ciudad muerta, asesinada por un balazo de mi revólver. Mientras mueren muchas Vidas y viven muchas más Muertes.

David Antonio Rincón Santa


viernes, 3 de diciembre de 2010

MALDITO MAREO

Hace mucho tiempo que no escribo, y no sé si es porque me faltan ganas o porque creo que no escribo lo suficientmente bien. No porque no tenga temas para escribir, porque si hay millones de libros escritos, aún quedan muchísimos más por escribir...siempre habrá algo de qué hablar. Pero hace poco, un par de cosas me motivaron a construir relatos, cuentos, diálogos, no sé como llamarlos, en todo caso, escritos en compañía.

Primero, hay que aprovechar ese vicio fútil que me carcome lentamente, mi adicción a este computador del cual publico, en el cual escribo. Y más aún: Messenger (o como se escriba, la verdad no me interesa). Entonces decidí poner en práctica un ejercicio que conozco gracias a una profesora de inglés. Alguna vez en la clase de segundo idioma hacíamos tal dinámica, como para ponerle un poco de ritmo a las clases magistrales, y abandonar el tedio que muchos de nosotros sentíamos al darnos cuenta después de un suculento recreo que tocaba ver Inglés.

Casualmente, tomé la decisión de hacer el ejercicio con unos estudiantes de noveno, pero en español. Tal cosa sólo sirvió para darme cuenta de la mente tan vacía o retorcida, lo mismo a la larga, que tenían personas de 14 años o quizás un poco más. Me reí un poco, debo admitirlo, pero a fin de cuentas todos los escritos trataban de un tema muy muy específico: Sexo, sexo, algunas veces de sexo, otras de sexo, algún idiota por allí hablaba de maricas, de gays, de lesbianas, travestis, de zoofílicos, necrofílicos, de sexo con animales, de penes, de vaginas...sexo, sexo y más sexo. ¡Ah, qué idiota soy!, olvidé mencionar otro tema distinto...sexo.

Pero no puedo omitir un pequeño detalle. Una amiga que allí tengo, de las mejores, debo decirlo, y no por eso la voy a alabar ni mucho menos, tan solo cuento la anecdota para que ustedes saquen deducciones; una amiga, como venía diciendo, decidió empezar su relato hablando de un país en el cual no se cumplian las leyes. No es que ella se dé cuenta de la realidad de Colombia ni mucho menos, no me refiero a eso. Su compañera inmediata se le tiró el cuento, se lo cagó en pocas palabras, y de ahí para atrás todos sintieron la misma injustificada repulsión y hablaron de...(adivinen)...si estaban pensando en sexo, se equivocan.

Entonces decidí escribir con algunos conocidos que me parecen interesantes por medio de MSN, y que tienen una teja corrida. Quizá ya no soy capaz de escribir solo, quién sabe. Y ahora les presento la colección de escritos en compañía, la cual inicio con el co-dueño de este blog: Daniel Echeverri.

David Rincón y Daniel Echeverri.

MALDITO MAREO



Maldito mareo

Sofocante, insoportable, deprimente. Lo detesto y no soy capaz de mirarlo a los ojos porque se burla de mí. Se mofa de lo que ahora soy y mañana no seré. Se ríe a carcajadas porque sabe que ningún Dólex me curará de esta horrible jaqueca de saberme muerto desde que nazco

Los días con jaqueca y terribles arcadas ya se me hacen insoportables. No recuerdo ya el último día en el que estube, si quiera un minuto bien de salud. Creo que me tocará acostumbrarme. Ésa es la vida.

Todo es costumbre, todo es resignación. Todo es aprovecharte del mal sabor que deja la imposibilidad de manejar lo que no podemos controlar. El futuro

Con el cual juegan millones de personas en televisión, con caritcas y velitas. El cual destrozan millones de transeuntes animales que actuan solo por su beneficio. El cual se ve enfocado en solo eso: en el futuro

Un futuro para el futuro. ¿Acaso hemos pensado en un presente para el presente o, en un pasado para el pasado? Negativo. Más bien es un presente para el pasado. Vivimos el presente anclados al pasado, no podemos olvidar y mucho menos perdonar. Pero mañana soñamos, pasado mañana nos ilusionamos, y así sucesivamente hasta que llega un presente inesperado e inescrutable que se llama muerte

Que maldito mareo, ¡que delirio!. Ya estoy pensando otra vez en cosas raras y complicadas. Extraño es que de un simple sintoma de mi decaida como endeble ser humano, broten tantas ideas que tienen un fin objetivo, ¿esto será metafísica?

Tal vez, aunque no me atrevo a afirmar nada. Porque de ello no me queda claro qué es metafísica. Si me atengo de la etimología (más allá de lo físico) cualquier cosa que piense, que no exista, es metafísico. Pero un momento, antes de resolver la cuestión de si lo que pienso es pura metafísica. ¿Qué es metafísica?

La metafísica es un poema hermoso, pero que no tiene el fin de poema que tienen los demás poemas. Es un ente sin fin. Maldito mareo: hablo solo y preocupado por temas que no tienen cavida en este momento.

Sí, no tiene cabida porque al fin y al cabo, pensar, escribir y leer son ocupaciones sin fín. Mejor dicho no sirven para nada en este mundo utilitarista, a la hora de construir un edificio poco ha de servir la preocupacion por mi existencia, tan poco como habrá de servir la inexistencia de dios

Pero que circulo vicioso de mierda. Está bien, lo acepto, disfruto todo esto. El deliro, el encierro, que maravilla poder estar solo, morir sin nadie.

Pero no puedo afirmar nada sobre mi muerte. No sé cúando será, tampoco cómo será, ni dónde será --a menos que me suicide-- tan solo sé que será. Mientras vivo, me dedico simplemente a vivir la vida, a gozarla, aferrándome a ella como si la fuera a repetir una y otra vez durante la eternidad.

Oh valla parece que despierto un poco: el mareo se disipa, el gusto vuelve a mi boca. En qué diablos andaba pensando. Cuan equivocado es el delirio en el que me sumergí. Cuántos Colombianos no están en delirio igual que yo. Maldita jaqueca. Maldita enfermedad. Todo es culpa del entorno. De el "acondicionamiento"

Al tiempo que me siento profundamente bien conmigo mismo, ahora más yo, ahora más despierto; me distrae pensar en la cantidad de gente que aún continúa dormida. Que aún sale de casa, enciende el carro, va al trabajo, trabaja, vuelve a casa, saluda con una falsa sonrisa la jauría de conejos que ha parido, se sienta en el sillón y vé televisión. Y siguen pensando que eso es la vida, que tal cosa es lo maravilloso de la existencia

Probres imbeciles. no saben lo que es sufrir y por eso no hacen nada al respecto, no hacen nada ante la barbarie.

Por eso cuando sufren, lo hacen para que todo el mundo se dé cuenta, exageran el sufrimiento, brotan lágrimas de mentiras, se derrama su falso maquillaje, se les cae la cara de la verguenza. Por eso disfruto tanto verlos, porque logro reirme y desestrezarme un poco

Para saber que ni sufren. No lo saben. No saben que es la vida. No tienen un fin. El ser humano actual es pura metafísica.